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Fachada del Museo de Mosul |
Ningún edificio, ningún monumento, ninguna estatua, ningún
libro, ningún cuadro vale lo que una vida humana. Eso es indiscutible. Cada ser
humano, desde el más ilustre al más humilde tiene un valor incalculable, o así,
lo creí yo hasta hace no mucho tiempo. Pero, en los últimos meses me enfrento a
un gran dilema moral debido al choque entre una realidad horrible y mis fuertes
convicciones basadas en el respeto absoluto a los derechos del hombre y al
imperio de la ley. Sin ley no hay justicia, y sin justicia no puede haber ni
libertad ni seguridad. Creo que cualquier conflicto puede dirimirse de manera
pacífica y sólo el fracaso de la inteligencia o intereses ajenos al bien de la
sociedad acaban desembocando en la violencia.