sábado, 26 de octubre de 2013

ARABIA SAUDITA: CONDUCIR ES CUESTIÓN DE OVARIOS.

Conducir es perjudicial para la pelvis y los ovarios. De todos los comentarios machistas en contra de la capacidad femenina para manejar un vehículo a motor, este es quizás, el más peregrino y absurdo, que se ha emitido. Baste mencionar que, mientras existen numerosos estudios científicos que avalan la conexión entre el cáncer de próstata y la permanencia largas horas sentados en determinadas profesiones, como la de los conductores, no sucede lo mismo en el caso de las mujeres. Hay que reconocer que los Imanes se han superado a si mismos con esta vergonzosa explicación que no hace sino poner el foco, una vez más, sobre el “quid” de la cuestión: las mujeres sólo son úteros reproductores que no deben desplazarse según su voluntad fuera del radio de control de los varones de su familia, no vaya a ser que descubran que el mundo se encuentra fuera de las cuatro paredes de sus cárceles, perdón, hogares.
Lo cierto es que las autoridades religiosas del “cavernícola” reino de Arabia Saudita se han quedado sin argumentos para seguir manteniendo una de sus absurdas y atrasadas normas no escritas en relación a las mujeres ante la pasividad habitual de la familia gobernante que prefiere dejar las cosas como están para no tensar aún más las difíciles relaciones que mantienen con el estamento de los imanes.
            Hay que reconocer el mérito de los clérigos saudíes y el empeño de las autoridades del país en mantener encerrada a la mitad de la población - es decir, a las mujeres - y evitar que ésta se levante para protestar contra una interpretación retrógrada de la Shariah y que, probablemente, haría revolverse en su tumba al propio Mohamed Abdul Wahab (1703 – 1792), iniciador de la rama wahabita del sunnismo árabe. Hasta hace poco, sus banales argumentaciones, respaldadas en la voluntad divina, resultaban convincentes o, por lo menos, podían imponerse sin mayor contestación pero, poco a poco, las saudíes se rebelan contra esta cerrazón. Y es que los barrotes aún cuando sean de oro y los limpien un batallón de sirvientes indonesios siguen siendo barrotes. Más vale tarde que nunca.
            Pero, las saudíes lo tienen muy, muy difícil. Desde la amenaza directa del Ministerio del Interior hasta el rechazo de los varones de sus familias todo parece estar en contra de ellas. La libertad para conducir supondría un dramático avance en el acceso a la independencia y causaría graves problemas logísticos: desde la necesidad de construir gasolineras atendidas por mujeres hasta el entrenamiento de mujeres policías para detener a las féminas al volante y multarlas. Demasiadas mujeres en la calle y sin control… De eso, al libertinaje un paso.
            Lo triste es que con la excusa del respeto a una creencia religiosa, a una tradición ancestral, a una cultura específica se permite la violación de todos los derechos de las mujeres, simplemente para facilitar la vida y satisfacer las necesidades de los hombres. Y esta sumisión de la mujer es sólo el resultado de la interpretación sesgada, interesada y manipulada de los preceptos religiosos. La unión hace la fuerza y esta situación sólo se podrá ir mejorando con la toma de conciencia de las mujeres, una militancia activa que, por desgracia se cobrará sus víctimas y que no triunfará sin el apoyo de la presión internacional. Puede que los saudíes naden en petróleo y lo puedan comprar casi todo pero, es cuestión de tiempo que el oro negro se agote y a las mujeres se les caiga la venda de los ojos.
           De momento, el 26 de octubre quedará grabado como el día en que muchos saudíes empezaron a preocuparse por los connatos de rebelión femenina. En 1990 lograron aplacarlos a la fuerza, en 2013 las mujeres han burlado los controles. Puede que hayan sido sólo dos mujeres y sus vídeos resulten testimoniales pero, por algo se empieza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario