viernes, 22 de marzo de 2013


NEWROZ 2013, ¿EL INICIO DE LA PAZ PARA LOS KURDOS EN TURQUÍA?


La lectura ayer, en la mayor plaza de Diyarbakir, la capital del Kurdistán turco, de la declaración del líder kurdo Oçalan, en prisión desde 1999, pidiendo un alto al fuego y el destierro voluntario de los guerrilleros a Iraq y el anuncio del gobierno turco de su aceptación, es entendida como el inicio del fin del conflicto kurdo – turco. Me gustaría creer que así puede ser pero, francamente, me cuesta darle un voto de confianza al gobierno de Ergodan, como me costaría dárselo a cualquier otro. La historia de las relaciones entre turcos y kurdos está jalonada de traiciones de los primeros y falta de acuerdo entre los segundos.

            La construcción del estado turco sobre las cenizas del derrotado Imperio Otomano se llevó a sangre y fuego bajo el liderazgo de Kemal Ataturk (1881 – 1938), para quien sólo cabía una nación turca integrada por turcos. Ello supuso que, el primer acuerdo de paz tras la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Sèvres de 1920, en cuyo articulado se reconocía el derecho a la autodeterminación de los kurdos, fuera abolido por el de Laussane de 1923 en el que sólo se hablaba de la nueva nación turca y sus fronteras.

Pero, la negación de la identidad kurda como una realidad diferenciada de más del 20% de la población de Turquía, venía de antes. De 1916  a 1918, bajo el gobierno de los “Jóvenes turcos”, se llevó a cabo una campaña de deportación, durante la cual, se calcula que, entre 700.000 y 1.000.000 de kurdos que habitaban la zona de Diyarbakir, Van y alrededores fueron trasladados a la fuerza al este del país. Más de la mitad de los deportados perecieron en el camino debido al frío, el hambre y las enfermedades.

Tras el paréntesis provocado por el fin de la Primera Guerra Mundial y las diversas guerras de consolidación del nuevo estado turco, tuvieron lugar otras dos campañas, durante las cuales se estima que, se deportaron entre un millón y medio y tres millones de kurdos más. Las deportaciones finalizarían con las primeras elecciones democráticas de 1950.

Para evitar que éstas se dieran a conocer así como, las masacres tras las revueltas de Koçiri en 1920, de Sheij Said en 1925, de Ararat de 1927 a 1930 y de Dersim de 1927 a 1938, y las demás medidas represivas, se impidió el acceso a cualquier extranjero a la zona kurda de Turquía hasta mediados del siglo XX. A partir de entonces, se abandonaron las prácticas de exterminio pero el trato discriminatorio y vejatorio continuó.

En 1978, Abdullah Oçalan fundó el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, más conocido como PKK, para reivindicar de manera pacífica los derechos de los kurdos. El golpe militar de 1980 en Turquía, la persecución de los líderes del PKK y un recrudecimiento del hostigamiento a los kurdos por parte de los militares, en ese momento en el poder, provocaría la transformación del PKK en una guerrilla capaz de captar a los más humildes y oprimidos de los kurdos de Turquía. Como consecuencia del enfrentamiento entre el ejército turco y los guerrilleros kurdos, se estima que, entre 1984 y 2013, han muerto, unas 48.000 personas.

El rechazo de los turcos a reconocer la identidad diferenciada de los kurdos, la prohibición, hasta hace poco, del uso de su lengua, las políticas de represión y “turquificación”, impidiendo el desarrollo económico, la negativa a reconocer el genocidio kurdo junto con la sistemática violación de sus derechos humanos han sido el principal obstáculo para la consideración de la entrada de Turquía en la UE, uno de las obsesiones de los sucesivos Primeros Ministros turcos. Erdogan aspira, además, a ser el líder de Oriente Próximo y sólo lo conseguirá pacificando y reconociendo el Kurdistán. Que sea capaz de lograrlo sin un levantamiento militar sólo el tiempo lo dirá.

1 comentario:

  1. Mucho me temo que el gobierno de Erdogan no va a reconocer así como así un estado kurdo, a pesar de que esto le haría sumar puntos, sobre todo, para poder liderar Oriente Próximo. Ojalá me equivoque pero viendo el resto de conflictos en el mundo, sobre todo el palestino-israelí, que no tienen fin no me siento especialmente esperanzada.

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