Niños yazidíes muertos por deshidratación. Fuentes: Huffting post. |
Yazidíes en 1920 |
Así, los
yezidíes o yazidíes, son los últimos vestigios de una civilización única, situada
en una zona de paso y saqueo de diferentes hordas a lo largo de los siglos. Su
supervivencia deriva de su esfuerzo por mantenerse aislados de cualquier
influencia exterior y el secretismo con el que han conservado sus tradiciones y
practicado su religión. El desconocimiento de su fe ha llevado a crear el mito
de que son adoradores del diablo, nada más lejos de la realidad.
Los yazidíes son, quizás, los únicos kurdos que han conservado el credo original de esta etnia: el
zoroastrismo, una religión pre –islámica que cree en un Dios creador del
universo, el cual dejó al cargo de siete ángeles, cuyo líder es Malek Taus, o
ángel pavorreal, el cuidado o vigilancia de los hombres. Ese ángel, por
ignorancia o por interés, se ha identificado de manera errónea con el demonio,
por haberse rebelado contra Dios, sin tener en cuenta que, fue su largo e
intenso llanto de arrepentimiento el que acabaría apagando las llamas del
infierno y el que le permitiría recuperar el favor paterno. Y es que, Malek
Taus, representa el bien y el mal que hay en cada ser humano. Los yazidíes
simplemente profesan una religión pre-islámica fascinante, una religión de,
quizás, 4.000 años de antigüedad, patrimonio inmaterial de la humanidad. Los
yazidíes nunca han practicado el proselitismo ni han querido imponer su
fe a nadie. Sólo desean que les dejen vivir a su manera, en paz, algo
intolerable para los fanáticos ignorantes que ahora les acosan sin tregua.
Esa voluntad de
conservar su diferencia, esa resistencia ante la invasión y la presión de los
musulmanes a lo largo de los siglos les ha hecho merecedores del mayor respeto ahora que, una vez más, se ven
obligados huir empujados por el avance de los carniceros del autoproclamado
Estado Islámico. Más de medio millón de yazidíes, junto decenas e incluso
centenas de miles de musulmanes chiítas, cristianos asirios, caldeos, y otras
minorías, han abandonado sus lugares de origen en la provincia de Nínive y han
buscado refugio en el Kurdistán iraquí y en las áridas montañas de su entorno.
Estamos en agosto, las temperaturas son sumamente elevadas durante el día y en un entorno
inhóspito y hostil, donde no hay recursos hídricos, los niños, los ancianos,
los enfermos, las parturientas son los primeros en sucumbir a la
deshidratación.
Los yazidíes huyen
de los sanguinarios criminales del, hasta hace pocas semanas, Ejército Islámico
de Iraq y Levante – EIIL – ahora Estado Islámico ó EI. Una panda de asesinos sin
escrúpulos que obligan a los no musulmanes y a los musulmanes chíitas a abjurar
de su fe antes de matarlos. Una banda de facinerosos que raptan a las mujeres
para violarlas y convertirlas en sus esclavas. Unos degenerados para los cuales
la vida humana y los derechos humanos no existen, porque su interpretación
retrógrada de los preceptos del Corán les hace rechazar cualquier idea que no
se encuentre escrita en un texto que tiene más de catorce siglos de antigüedad.
El EIIL, ahora,
EI, busca imitar la trayectoria de los primeros musulmanes, quienes
conquistaron toda la Península Arábiga, Mesopotamia, el Levante – Tierra de
Sham y actual Siria y Líbano – en pocos años, para erigir un nuevo “Califato”.
Amenazan con llegar hasta Al Andalus para recuperar el esplendor de una
civilización islámica que se niegan a reconocer desaparecida y que nunca
volverá.
Guerreros peshmerga tradicionales |
Por lo pronto,
han logrado hacerse con casi todo el tercio norte de Iraq. Sólo la resistencia,
todo hay que decirlo, desorganizada y poco experimentada de los peshmerga
kurdos de Iraq se interpone en su camino. La bisoñez de las tropas kurdas,
herederas de la valiente reputación de sus padres y abuelos, bregados tras
décadas de lucha contra los británicos, el gobierno del Baaz y la dictadura de
Saddam, no ha podido hacer frente en la planicie norte de Mesopotamia al avance
imparable de un ejército equipado con todo el armamento que los iraquíes
abandonaron en su huída. Su falta de experiencia, que no de voluntad, la
juventud de sus líderes, su equipamiento preparado para garantizar
la seguridad interna pero no para un enfrentamiento militar se ha demostrado
insuficiente para frenar a los talibanes de Iraq.
Por fin, Obama
ha decidido atender la petición de ayuda que, el políticamente parapetado y
agonizante, Primer Ministro en funciones de Iraq, el chiíta al Maliki, le lanzó
en junio pasado durante un visita a Washington pero, sobre todo, ha aceptado la
solicitud de los kurdos, aliados de Estados Unidos desde antes de la invasión
de 2003. Obama no quería regresar a Iraq. La experiencia de la Guerra del Golfo
de 1991 pero, sobre todo, el fiasco de la gestión de la post – invasión de 2003
y su coste en vidas humanas, en su mayoría iraquíes, le hizo rechazar volver a
hundirse en la arena del desierto.
Sólo la crisis
humanitaria provocada por la huida masiva de medio millón de yazidíes, civiles indefensos,
la caída de la ciudad cristiana de Qaradosh y la inminente llegada del EI a las
puertas de Erbil, capital del Kurdistán iraquí, le han hecho reaccionar. De
momento, se ha limitado a lanzar algo de ayuda humanitaria, manifiestamente
insuficiente para tanta gente desplazada, y a bombardear algunos objetivos
seleccionados.
Obama debe colaborar
para que sean los kurdos los que ganen la guerra al EI, por el bien de los
millones de kurdos, árabes, musulmanes sunnitas, cristianos asirios, caldeos,
armenios, yazidíes y turcomanos que viven en el norte de Iraq, pero también por
el bien de los sirios que languidecen olvidados de la Comunidad Internacional y
necesitan el éxito de los Peshmergas para que la coalición con el grupo
opositor kurdo sirio de la YPG - las Unidades de Protección Popular - se consolide y remate los bastiones
fundamentalistas al otro lado de la frontera. Su éxito podría cambiar el rumbo
de la guerra civil siria y alentar el apoyo de la Comunidad Internacional para
acabar con esa masacre ahora olvidada por el conflicto en Gaza y la crisis de Mosul.
El destino de
los kurdos de Iraq y de Siria, está unido pero también el del resto de la
población que convive con ellos en esta amplia extensión de terreno. Si el EI
triunfase, el desmembramiento de Iraq y Siria sería cuestión de meses, la
extensión de la amenaza fundamentalista no tardaría en llegar a Beirut y
Jerusalén y, por ende, a Europa Oriental.
El EI no tiene
nada que perder. Cuando no se teme morir, sino todo lo contrario, nada da miedo.
Su falta de temor les convierte en adversarios terribles pero no invencibles.
Ahora, lo que es preciso es que Estados Unidos coordine de manera eficaz su
ayuda a los kurdos y que al Maliki reaccione cediendo el mando a una persona
que sea capaz de liderar la recuperación del país. Demasiadas incógnitas en un
momento histórico crucial que nos mantiene a todos conteniendo el aliento.
Buenas tardes,
ResponderEliminarSoy periodista en Radio Francia Internacional, y me gustaría entrevistarla por teléfono.
Si está disponible, no dude en enviarme un email para que estemos en contacto.
Gracias de antemano,
Atentamente,
Raphaël Morán rfi
Reportero
Radio Francia Internacional
80 rue Camille Desmoulins, 92130, Issy-les-Moulineaux, Francia.
Tél : 0033.1.84.22.71.11
Email : raphael.moran(aroba)rfi.fr
Buenas tardes,
EliminarLe he enviado un correo privado.
Muchas gracias por su interés.
Un saludo.