Abuelas kurdas empuñando las armas |
Mientras Kobane,
la localidad kurda de Siria, lucha con denuedo para resistir los embates del
Ejército Islámico de Iraq y Levante, mientras miles de kurdos, cristianos y
otros opositores al régimen de Al Bashar pelean, con inferioridad de medios y
desgastados tras largos meses de combates, por proteger los últimos reductos de
resistencia frente a los yihadistas, Turquía celebra la liberación de cuarenta
y nueve compatriotas. El personal diplomático de la delegación turca en Mosul,
ha permanecido tres meses bajo el cautiverio del Ejército Islámico de Iraq y
Levante pero su aspecto al descender por la escalerilla del avión es tan bueno
que choca al compararlo con el tratamiento recibido por los periodistas
norteamericanos asesinados.
Pero,
lo que, sin duda, resulta absolutamente increíble, es que las autoridades
turcas hayan manifestado que ha sido el buen hacer de sus servicios de
inteligencia, con la ayuda de drones, los que han logrado la liberación de
estos rehenes sin tener que pagar ningún rescate. El Ejército Islámico de Iraq
y Levante, aunque deberíamos decir, sus líderes, probablemente, lejos de los
frentes donde se desarrolla el combate, nunca hacen nada que no le reporte
beneficios. Si han mantenido a estos rehenes, mujeres incluidas sin velo, en
tan buen estado ha sido a cambio de algo. No hay duda. Puede que no haya habido
ninguna transacción pecuniaria, aunque es bastante improbable, pero, aún en el
caso de que así fuera, seguro que Turquía ha pagado un peaje y muy alto, y
seguro que es un peaje en sangre y traición, aunque sus relaciones con los
yihadistas vengan de largo y sean muy buenas.
Y es que, desde
antes del inicio de la guerra civil Siria, Turquía ha entrenado, equipado y
franqueado el paso a los yihadistas para que derrocaran el gobierno de Bashar
al Asad. ¿Por qué? Porque, Bashar al Asad, al igual que hizo su padre antes, ha
perseguido con encono a los Hermanos Musulmanes, organización que es uno de los
pilares que respalda y respaldó al ahora presidente turco Erdogan.
Pero,
es que, además, si ha algo ha caracterizado la historia de la Turquía moderna,
constituida oficialmente en 1923, es la larga trayectoria de persecución,
aniquilamiento, negación y sometimiento a los kurdos que habitan el sudeste de
la Península de Anatolia, su constante injerencia en los asuntos del vecino
Iraq, a quien se le adjudicó, en contra de su voluntad, la provincia otomana de
Mosul – que hoy podría definirse como el tercio norte de todo el país y su
injerencia también en Siria, a la que considera también parte de su imperio
perdido. La resistencia numantina de los kurdos es, sin duda, la mancha más
negra y difícil de asumir en la historia nacional de este país.
Una
mancha que, durante décadas han intentado ocultar y que, desde 1984, tras la
ilegalización de, hasta aquel momento, pacífico y democrático PKK, han
transformado en terrorismo. Pese a las deportaciones masivas, a las políticas
de empobrecimiento, a la expropiación de las tierras kurdas para construir
presas, a la prohibición de hablar el kurdo, al cierre del sudeste de Anatolia
para los ojos occidentales hasta la década de los cincuenta, los kurdos han
resistido y defendido su identidad nacional separada.
Hoy
que, todo Oriente Próximo, se enfrenta a la amenaza yihadista, que los kurdos
defienden con uñas y dientes su supervivencia, Turquía se presenta triunfante
con el rescate de cuarenta y nueve conciudadanos. Nadie puede creerse que haya
sido el resultado de su buen y honrado hacer.
A
la vista de cómo ha avanzado el EEIIL por Rojava – el Kurdistán sirio – y como
ha cercado la localidad de Kobane, son pocas las dudas de la colaboración que
ha recibido, de un modo u otro de Turquía. En dos días, al menos, diez mil
kurdos, han huido hacia Turquía, pero en la frontera se agolpan decenas de
miles más. En su memoria, el miedo a que, como en 1991, las cierre y deje a los
kurdos a merced de los carniceros yihadistas como antes lo hizo con los kurdos a
manos de Saddam Hussein.
La
situación en Kobane es tan desesperada que es muy probable que la masacre
adquiera unas proporciones muy superiores a las de Sinyar. Los kurdos de Siria
se quejan de que al no haber cristianos entre sus filas, la comunidad
internacional no actuará para protegerles. Y es que si EEUU y Francia
bombardean las posiciones del EEIIL en Iraq es porque tienen la autorización
expresa de este país, en Siria no. Y aunque, hasta la fecha, EEUU ha mantenido
una política errática en cuanto al respeto a los derechos nacionales de según
que países, dada la volátil situación en Siria, lo más seguro es que no
intervenga de manera directa. Pese a ello, hay opciones para ayudar a los
kurdos en Siria. Desde convencer a Turquía para que se ponga en marcha un
corredor humanitario que permita a estos kurdos cruzar su territorio para
refugiarse en el Kurdistán iraquí, hasta equipar mejor a los peshmerga. Ello
por no mencionar el que permitan a los aviones de EEUU que utilicen su
territorio y, sobre todo, que deje de armar y apoyar a los yihadistas de manera
directa.
Erdogan
debe decidir si, para variar, encauza sus relaciones internacionales y deja de
meterse en asuntos ajenos o sigue interviniendo para extender el islamismo
político con el que ha emponzoñado a la sociedad turca.
Mientras
tanto, hasta las abuelas kurdas empuñan las armas para defender su tierra. Las
mujeres jóvenes, en riesgo de ser vendidas como esclavas, los niños, los
ancianos y los enfermos huyen, de nuevo, hacia las únicas amigas que tienen los
kurdos: las montañas.
¡¡¡MALDITO SEA ERDOGAN!!!
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